"El espacio construido por el ser humano, con la ciudad como principal paradigma, es, ante todo, un espacio para ser ocupado, para servir y ser usado, para llenar y vaciar con la presencia real o simbólica, para interactuar con el entorno en tanto que personas. Es éste un espacio normalizado, definido a través de reglas y convenciones. Las menos, aquellas legalmente estipuladas; las más, aquellas construidas social o culturalmente. En él, tanto las características físico-arquitectónicas como las normas de uso posibilitan a la vez que constriñen la actividad actuando como dos facetas que transaccionan sobre una misma unidad. Las personas y grupo interpretan y reinterpretan constantemente esa unidad, significándola para cada ocasión, para cada momento concreto creando así configuraciones contextualizadas <<persona-entorno>>, escenarios para el comportamiento, para la relación·"
A través de la psicología ambiental nos damos cuenta de la importancia que tiene sobre las personas la ciudad en la que viven, y más teniendo en cuenta que lo más valorado de la ciudad (en un estudio realizado en Burdeos por Felonneau) son las características que no son específicamente urbanas: espacios verdes, limpieza, seguridad, no contaminación y altruismo.
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